Una SPAC es un vehículo financiero cuyo nombre se debe a las siglas en inglés de Special Purpose Acquisition Company.
Se trata de empresas sin actividad comercial que salen a los mercados financieros para atraer el capital de los inversores y, una vez cuenten con él, adquirir a otras empresas que puedan resultar atractivas por su potencial de crecimiento. Se les conoce también como “compañías de cheque en blanco”.
La SPAC, por tanto, es un instrumento arriesgado que requiere de mucha confianza por parte del inversor, ya que adelanta el dinero sin saber qué tipo de empresa será finalmente adquirida. Normalmente existe un plazo tras el cual, si la SPAC no ha encontrado ninguna oportunidad atractiva para invertir, se le devuelve el capital al inversor.
La ventaja de las SPAC es que, adquiriendo a empresas con buen potencial de crecimiento que aún no cotizan en Bolsa, pasan a formar parte de una estructura con un gran capital que sí está en los mercados financieros y, por tanto, puede ofrecerle mejores recursos para desarrollar su capacidad.
La desventaja es que el inversor deja su capital completamente a merced de los gestores y existe un incentivo perverso según el cual, para no tener que devolver el capital invertido, pueden verse tentados a adquirir cualquier compañía antes de que pase el plazo de caducidad.
Uno de los empresarios que ha encontrado utilidad a este vehículo es Donald Trump. El ex presidente de EEUU utilizará la SPAC llamada DWAC (Digital World Acquisition Company) para lanzar su conglomerado mediático, que planea hacer frente a compañías como Twitter o Facebook y que recientemente le han censurado a él y a muchos de sus seguidores.
Tras conocerse el posible acuerdo, las participaciones de DWAC multiplicaron su precio por 10, lo que refleja que tanto el proyecto de Trump como el tipo de vehículo utilizado ha generado interés para los inversores.