Uno de los errores más habituales de las familias a la hora de invertir es seguir ciegamente los consejos de su gestor de oficina bancaria.
Cuando un ahorrador tiene dudas, suele encontrar muy cómodo acudir a su banco de toda la vida y pedir consejo financiero. En muchos casos, los gestores de estas oficinas son personas amables y profesionales que inspiran confianza y con los que los clientes suelen tener una buena relación durante años.
Eso les puede llevar a confundir la realidad: un gestor de oficina es un también un comercial de su entidad, pero nunca un asesor financiero independiente.
Si es un buen profesional, el gestor de su oficina no le engañará ni le venderá productos inapropiados, pero no podemos esperar que le recomiende productos de otras entidades aunque éstos sean mejores.
Sería absurdo imaginar a un trabajador de El Corte Inglés recomendar a sus clientes que se marchen a comprar a Amazon, igual que no tiene sentido esperar que un gestor del Banco Santander recomiende planes de pensiones de Bankinter. No se trata de que sean malos profesionales, sino de que trabajan, como cualquiera, para la entidad que les paga.
EN CONCLUSIÓN
Es bueno escuchar al gestor personal para tomar decisiones de inversión, más aún si es una persona con la que el cliente tiene confianza, pero su opinión no debe sustituir en ningún caso a la propia labor de investigación del ahorrador y a otros profesionales cualificados que puedan asesorarle de forma más independiente.