A la hora de medir nuestro salario debemos tener en cuenta todos esos gastos relacionados con el trabajo que, de otro modo, no tendríamos que afrontar. También hay que añadir aquellas coberturas de las que disfrutamos aunque no lleguen directamente a nuestro bolsillo, tales como seguridad social y vacaciones.
Así, desde un punto de vista puramente económico, deberíamos tener en cuenta:
Salario neto
+ Seguridad social
+ Valor de beneficios no monetarios ofrecidos por la empresa
- Transporte al trabajo
- Coste diferencial de vivienda
- Coste de comidas
- Gastos de guardería, limpieza, etc.
- Ropa de trabajo
- Cualquier otro gasto generado por el trabajo
Dividido entre:
Total de horas de trabajo (sin contar vacaciones)
+ Tiempo dedicado a preparación de comida
+ Tiempo de transporte
+ Tiempo de desconexión
De esta forma tendremos una valoración más precisa del dinero que ganamos por hora de trabajo, lo cual será útil para renegociar nuestro salario o para compararlo con nuevas oportunidades potenciales. No obstante, en este caso se trata de un criterio puramente económico que no tiene en cuenta otros factores como el potencial de crecimiento o la satisfacción dentro de la empresa que también deberán ser tenidos en cuenta pero que son más difícilmente medibles de forma numérica.