Explora el impacto del techo de gasto en la economía española y sus previsiones de crecimiento. Conoce cómo las políticas fiscales y presupuestarias influyen en el desarrollo económico de España, y cuáles son las expectativas para el futuro cercano.
El techo de gasto, también conocido como límite de gasto no financiero, es precisamente eso: la máxima cantidad de dinero que un gobierno o institución similar, se autoimpone o impone a otro como tope de gasto no financiero. El gasto no financiero es todo gasto que no esté relacionado con el pago de intereses. Gasto que el gobierno no puede cambiar a no ser que audite, renegocie o impague la deuda.
Otro concepto importante es la previsión de crecimiento económico. Esta previsión se refiere a cuánto se espera que crezca el PIB, y es crucial porque influye en cómo los actores económicos toman decisiones a medio y largo plazo. Por ejemplo, para fijar un techo de gasto coherente es necesario saber cuánto crecerá la economía. Del mismo modo, una cadena de comida rápida necesita estas previsiones para decidir si es buen momento para abrir más locales en un país. Además, las previsiones pueden convertirse en profecías autocumplidas: si la gente cree que la economía irá bien, consumen más y trabajan con mayor optimismo, lo que puede resultar en un crecimiento económico real. Sin embargo, es fundamental que las previsiones se mantengan realistas, reconociendo que no son una ciencia exacta.
El techo de gasto durante la época de Zapatero llego a superar los 180 mil millones, y en el primer año de Rajoy se redujo a menos de 120 mil millones, manteniéndose más o menos estable incluso con la entrada del gobierno de Sánchez, no llegando a los 130 mil millones, ya que el Senado, con mayoría del PP, se lo impidió. Sin embargo, tras la pandemia, se disparó notablemente, sobrepasando los 190 mil millones en 2021. En los últimos años ha ido aumentando ligeramente, siendo el proyectado este año el que supone un mayor incremento, de un 3,2%, lo que supone 6.138 millones más, llegando a 195.353 millones. Para los próximos años, se propone un aumento del 3,3% para 2026 y del 3,4% para 2027.
El techo de gasto en España ha experimentado notables cambios según el gobierno a cargo del país.
Los últimos años han sido de recaudación récord. Se han creado nuevos impuestos como la Tasa Google, la Tasa Tobin y los impuestos extraordinarios a grandes fortunas, banca y energéticas. Estos nuevos impuestos se esperaba que recaudasen 7.050 millones de euros anuales, pero no han alcanzado ni los 4.500 millones, contribuyendo al aumento de la recaudación, pero no siendo el principal factor. Para ponerlo en perspectiva, solo con la creación de nuevos tramos del IRPF y la ayuda de la inflación, en enero y febrero de 2024 se recaudaron 1.684 millones de euros más por IRPF que el año anterior. Las familias están pagando 3.800 euros más en impuestos al año, según estimaciones. El 60% de las subidas de impuestos en los últimos 30 años se han concentrado en la Era Sánchez, con 69 incrementos.
El techo de gasto sirve como primer paso para fijar los presupuestos y se determina con vistas a estos. Una vez que el gobierno decide si quiere aumentar o reducir el gasto, cuánto puede recaudar y qué déficit puede permitirse, fija un techo de gasto. Hay que tener en cuenta que, al estar en la Unión Europea, Bruselas también influye en cómo será este techo de gasto, especialmente con sus objetivos de déficit. Especialmente sabiendo que en 2025 entrará en vigor unas nuevas reglas fiscales, que serán más duras.
Como ya hemos mencionado, los gastos financieros del Estado no se computan en el techo de gasto y, al elaborar los presupuestos, se les sumarían. Además, tampoco se incluye el dinero proveniente de los fondos europeos. Otro factor a tener en cuenta es que los gastos no se desglosan en partidas específicas; no existen límites concretos para ninguna partida, como pensiones o sanidad, por ejemplo.
El crecimiento o decrecimiento de la economía de un país es un fenómeno complejo influenciado por numerosos factores, aunque algunos son particularmente determinantes. Simplificando, la economía puede crecer por aumento de la productividad de los factores, es decir, cuando un trabajador produce más gracias a cierta innovación, o por el aumento de factores, como tener más trabajadores. Este aumento de producción, si genera más actividad para invertir y consumir, crea un círculo virtuoso de crecimiento. También se puede acelerar este proceso abaratando el crédito, bajando los tipos de interés para facilitar que la gente consuma e invierta.
Claro, hablamos de predicciones, que se realizan con distintos modelos y metodologías. Lo más común es utilizar lo que en matemáticas se conoce como series, es decir, la generalización de la suma de ciertos términos. Para estos términos se emplean indicadores económicos como tipos de interés, índices de producción, exportaciones, expectativas económicas generales, entre otros. La selección de datos y el peso que se les dé son lo que hace que los diferentes modelos produzcan resultados distintos. Además, los modelos se actualizan; por ejemplo, el modelo del Banco de España, Spain-STING, fue revisado significativamente tras la pandemia.
El techo de gasto impacta la economía de diversas maneras. Representa una declaración de intenciones del gobierno sobre cómo serán sus presupuestos y, por ende, proporciona información sobre un posible déficit, posibles subidas o bajadas de impuestos, entre otros factores. Esto puede afectar la inversión, generando optimismo o pesimismo sobre el futuro económico del país. A largo plazo, los techos de gasto se materializan en presupuestos que no solo reflejan las intenciones, sino que también determinan la realidad económica. Además, estos presupuestos afectan a todos los que reciben dinero del Estado, influyendo directamente en su renta y en el consumo en la economía.
Como hemos explicado previamente, la senda que está siguiendo el actual gobierno es la del aumento del gasto público y de la presión fiscal. Hasta ahora, el déficit no ha sido excesivo; en 2023 se mantuvo en el 3%, e incluso algunas décimas por debajo del objetivo de la Unión Europea. En los próximos años, el gobierno pretende reducir el déficit mientras aumenta el gasto público, lo que implicaría inevitablemente subidas de impuestos similares a las que hemos visto en los últimos años.
Si comparamos con nuestro entorno, observamos que, en general, los países más ricos que nosotros, tienden a tener impuestos más altos pero menores esfuerzos fiscales. Por ejemplo, Alemania tiene impuestos alrededor de un 10% más altos, pero su renta es aproximadamente un 50% superior, lo que sugiere que, en términos relativos, nuestros impuestos son más elevados. Además, la tendencia en la Unión Europea es la del aumento en impuestos y gasto público. Por ejemplo, en Alemania, para 2024 se ha aumentado el IRPF en un 6,3% en su tramo más alto. O la propuesta de una tasa del 90% en el IRPF en el tramo de más de 200.000 euros al año de Mélenchon en Francia.
En los próximos años, se espera para España una tasa de crecimiento alrededor del 2%, que iría reduciéndose. Más allá de 2026, es muy complicado estimar el crecimiento anual. A largo plazo, según la OCDE, España podría estancarse, especialmente en términos de PIB per cápita, sin alcanzar a los países de su entorno, a pesar de crecer a tasas algo más altas. Se prevé un aumento notable de la presión fiscal, ya que la población en edad de trabajar representará una proporción menor de la población, mientras que los pensionistas aumentarán. Esto incrementará los gastos y reducirá los ingresos.
Las perspectivas de crecimiento económico en España parecen haber entrado en una situación de estancamiento.
Esta situación se puede abordar de distintas maneras. Si no se recortan los gastos, especialmente en pensiones, la presión fiscal tendrá que aumentar exponencialmente, lo que reducirá considerablemente la renta disponible de la gente en edad de trabajar. Esto podría frenar el crecimiento económico, la generación de riqueza y dificultar la capacidad de ahorro e inversión de los jóvenes. Por otro lado, en un escenario donde se recorten significativamente las pensiones para evitar aumentos de impuestos, el consumo de los pensionistas también disminuiría, lo que afectaría negativamente a la economía. Cualquiera de estos escenarios es complejo y debe ser cuidadosamente evaluado.
El principal reto de España es el aumento de la productividad, estancada desde los años 2000, lo que impide que la economía crezca a un ritmo saludable. En comparación, Alemania y Estados Unidos han aumentado su productividad en un 10% en el mismo periodo. Además, España enfrenta el mismo desafío que otras economías de su entorno: evitar el colapso cuando se jubile la generación del Baby Boom. Realizar esta transición sin realizar recortes drásticos en las pensiones o aumentar significativamente la presión fiscal será muy complicado.
También existen oportunidades que, de ser aprovechadas, mejorarían notablemente nuestra situación. La más clara es la de convertirse en un gran productor de energía. España podría generar grandes cantidades de energía solar, pudiendo satisfacer gran parte de sus necesidades energéticas con esta energía limpia. Además, España posee las segundas mayores reservas de uranio por cantidad y las mejores en cuanto a facilidad de extracción de la Unión Europea, lo que podría convertirla en una potencia energética a través de la energía nuclear. Aunque esta energía tiene ciertos problemas, como los residuos y su mala prensa, es poco dañina para el medio ambiente en su producción.
Si se lograse tener energía barata y verde, como hemos explicado, el atractivo de España en un mundo con mayor demanda energética, necesaria para el uso de la inteligencia artificial, sería mucho mayor. Especialmente porque España está situada en medio de importantes rutas comerciales y cuenta con muy buenos puertos e infraestructuras de transporte.
Si las tendencias actuales se mantienen, lo que nos espera en los próximos años es un aumento del gasto público y de la presión fiscal, acompañado de un envejecimiento de la población que incrementará la cantidad de gente que depende directamente del Estado. Esperemos que las predicciones no se cumplan y que España crezca más de lo esperado, mejorando así nuestra calidad de vida. Ya que, estos datos y predicciones, aunque parezcan lejanos, tienen una influencia directa en nuestras vidas.
Finalmente, si el gobierno nos preguntase, le diríamos en pocas palabras que permita hacer aquello que nos beneficia a todos. Que deje a aquellos que quieran trabajar y explotar nuestros recursos, en beneficio de la mayoría de los españoles, hacerlo sin poner trabas a estas actividades. Siendo conscientes de que eventualmente se tendrán que tomar decisiones impopulares, como el recorte de las pensiones probablemente, pero que siempre se legisle pensando en el bien de nuestro país y sus ciudadanos, y no en los intereses de unos u otros.
Estos temas suelen generar varias preguntas:
¿Son realmente fiables las predicciones? Siempre existe cierto margen de error, y los eventos inesperados pueden hacer que cambien. Por ejemplo, las predicciones de crecimiento para 2020 quedaron obsoletas debido a la pandemia, un evento no contemplado. Sin embargo, los modelos son cada vez más precisos y mejoran con el tiempo. Por poner un ejemplo, para 2023, la mayoría de las estimaciones daban una tasa de crecimiento del 2,4%, y finalmente fue del 2,5%. En otros ámbitos, modelos de bancos como Barclays han logrado predecir el cambio en los precios de acciones como las de Apple con casi total exactitud.
¿Van a quebrar las pensiones? La respuesta corta es que depende. Aunque insatisfactoria, es la única real, ya que todo dependerá de las medidas que se tomen de aquí en adelante. Mantener las pensiones en los niveles actuales será imposible. No se puede sostener un país donde los pensionistas sean el grupo con mayor renta. Es una anomalía que lastra nuestra economía de manera significativa.
Introducción |
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Contexto histórico y político |
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El techo de gasto en España |
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Previsión de crecimiento económico |
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Impacto del techo de gasto en la economía España |
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Política fiscal y presupuestaria |
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Expectativas y proyecciones futuras |
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Desafíos y oportunidades |
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